martes, 11 de octubre de 2011

De Paraguay nos visita:

Joaquín Morales nació en Asunción, Paraguay, en 1955. Poeta. Seudónimo de Virgilio Pessolani. Ha publicado: Postales de Bizancio (1984) y Poliedro o panóptico del mundo y despliegue de sus trampas, demonios y maravillas (1985), Sermo (2005), Música ficta, semitonia subintellecta (2005), así como Historia(s) de babel, con el que obtuvo el Premio de Narrativa V Centenario. Ingeniero electrónico, Morales maneja con soltura los más complicados sistemas técnicos de Itaipú.




APUNTES PARA UN MANIFIESTO

Cien palabras menos en promedio cada año

(por aquello de ser el silencio corazón del poema

como el aire habitación de Zeus)

cien sobremesas de más progresivamente alcohólicas

(por aquello del desorden sistemático de los sentidos)

camino seguro son

a su noción rectísima del universo,

es decir, su barrio

(¿y entenderá algún día

por qué suele soñar

con ese busto del museo?)

y sudoroso como todo transeúnte bizantino

de la grasienta mañana, o al revés,

rumbo a la masticación recíproca

y los eructos de triunfo

-maletín, corbata y lustre-

qué asfixias no predecir entonces

no ya al canto,

que definitivamente no,

aun al colorinche de los ómnibus,

tóxicas y multicolores flores urbanas:

y no sin embargo:

falacia del orgullo,

la pose de que nadie nos lee,

tropezón por la baldosa floja

de estos días difíciles,

no adecuación a la complicada realidad

que se derrocha para el retórico de lo falso,

esto es:

el retorno al origen

pero desde más lejos,

nuevos y mejores datos en los basurales

para recomponer la perdida unidad,

y otra vez pulsar la cuerda

coronada la frente

de lechugas.

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