martes, 18 de octubre de 2011

De República Dominicana participa:


Juan Carlos Mieses nació en la ciudad del Seybo, República Dominicana, en el año de 1947. Estudió Letras Modernas en Toulouse, Francia. Obra poética: Urbi et Orbi (Premio Siboney 1983), Flagellum Dei (Premio Siboney 1985), Aquí, el Edén, Dulce et Decorum, Gaia (Premio Pedro Henríquez Ureña 1991) y Desde las Islas (Premio Internacional Nicolás Guillén de Poesía Caribeña 2001). También es autor de las novelas El día de todos y Las palomas de la guerra.


Viento de palos

Más allá de Moguer,
desde el lejano umbral de la Olivela,
desde la infancia y el pasado siempre, 
el viento.

El viento desde las atalayas con sus voces de aurora
donde tañen las miserias del hombre,
donde tañe su gloria.
Oh despertar del día 

Tercamente contra las velas
con su olor de mañanas amarradas al puerto
y amanecer de fuegos 
cuando el sol se despeña desde el cielo.

El viento desde senderos 
que fatigas tiradas por las bestias
dibujan en el suelo,
y donde el hombre crece paso a paso
y paso a paso muere,
como un molino,
como una fragua...

El viento desde constelaciones en lo alto

Oh lejanas esferas donde rielan los astros

Desde el girar del cielo 
y de la tierra,
y ese punto constante que en la noche nos mira.

El viento desde el mármol tallado con amor 
y el cincel que lo muerde 
y lo desnuda.

Desde el domo del mar
bajo la bruma
y bajo un mismo cielo,
con el sol a babor al mediodía
y la imantada aguja siempre al norte,
el viento.

Desde tifones con órbitas de incienso,
y espejismos de bosques ataviados de especias
donde murallas cierran los confines de mundo 
en silencios que guardan mil jinetes de barro,
y gusanos de plata entretejen diademas con reflejos de estrellas,
el viento.

Y en las quebradas donde el agua se pierde
al final de los ámbitos del cielo,
en la ira del dragón,
el calor de su aliento,
la luz de sus escamas...
Siguen girando los astros.
El abismo se lanza hacia adelante,
el vértigo de las constelaciones despierta los terrores
y arriba,
irremediable contra el mañana,
como un sueño que no cupo en los mapas,
como una mano 
que señala la incertidumbre del poniente,
el viento, el viento. 

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